Fui con tantas ganas como dudas, y salí con el corazón lleno de alegría y con el Whatsapp repleto de mensajes de gente maravillosa.

Y ya lo creo si lo fue, día tras otro, a medida que escuchaba a nuestro profesor Dani perseverante y paciente hasta la saciedad, pensaba: ¡qué valientes que somos! ¡No nos conformamos con lo que nos han dicho por ahí fuera! Estamos cogiendo las riendas de nuestra salud. Y con este objetivo tan claro, todo fluye. Fluye la solidaridad, el empeño, la amistad….

Cocinar en grupo, comer tu propia comida, analizarla con la tutela de profesionales y experimentar el efecto de la misma creo que es fundamental para asentar mis bases de lo que será mi rutina diaria a partir de ahí. Y eso fue lo que hicimos: divertirnos cocinando, no parar de sorprendernos aprendiendo y disfrutar de los momentos en los que la convivencia sobrepasaba a la enseñanza y de los grandes debates que hacían de nuestra despedida diaria algo interminable.

Durante el intensivo se unió algo que sentíamos de forma aislada, el grupo cogió forma. Me abrió las ganas de seguir indagando dentro de mi misma, de seguir aprendiendo. El cambio en la alimentacion se siente en niveles muy profundos.

Y entre tanta intensidad de sentimientos y experiencias, mis hipoglucemias, mis dolores de cabeza y otras cosillas han disminuido en la misma medida en que han aumentado los lazos que me unen a mis compañeros y a esta bonita escuela.

Nos vemos en el próximo intensivo!!!!