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“No sé como serán otras escuelas, pero desde luego esta es especial”
- 11 octubre, 2014
- Creado por: esmaca
- Categoría: Testimonios

Concha Valero vive en Extremadura, pero la distancia no le impidió venir a Barcelona a estudiar el curso intensivo de macrobiótica el pasado mes de septiembre. Como el resto de sus compañeros, Concha aprovechó aquellos 15 días al máximo, y hoy nos lo cuenta en el blog de ESMACA:
Mi nombre es Concha y tengo 61 años. Hace un año… bueno, en julio de 2013 decidí que había cosas en mi vida que quería cambiar. Tomé conciencia de que ese cambio tenía que empezar por hacer una alimentación consciente y que ese cambio tenía que llegar por la macrobiótica. Busqué en Internet y encontré una página que me pareció interesante, ESMACA (Escuela Macrobiótica de Cataluña).
En esta página ofrecían (entre otras muchas cosas) cursos para conocer y formar a quien estuviese interesado en ese tipo de alimentación y filosofía de vida. Me puse en contacto con ellos, pues ofrecían un curso intensivo de introducción a la macrobiótica, de primer nivel, que me interesó. Lamentablemente las plazas ya estaban cubiertas y ese año no pudo ser, pero me dijeron que me tendrían en cuenta para el próximo curso, como así ha sido.
Durante un año me informaron de todos los talleres y eventos que se llevaron a efecto en la escuela y en el momento en que abrieron el plazo de matrícula para 2014 me lo comunicaron por si seguía interesada. Por fin se hacía realidad el “proyecto de cambio” y en septiembre, allí estaba yo.
Es difícil explicar por escrito todo lo vivido en esos intensivos quince días. Desde el primer momento me sentí parte del equipo. Los profesores no se limitaban a impartir una clase, era mucho más. Estaban pendientes de todos y cada uno de nosotros. Actuaban de “coach personal” y cuando apreciaban alguna actitud que no nos beneficiaba en nuestra vida nos lo hacían saber.
Los profesores na son amigables, accesibles, te hacen todo fácil, resuelven todas tus dudas y siempre están dispuestos a escucharte. Se ve que disfrutan con lo que están haciendo y eso se transmite y te aporta seguridad.
Blanca, cariñosamente nuestra “chica para todo”, es encantadora, siempre dispuesta a ayudarte y facilitarte cualquier cosa que puedas necesitar. Amelia, la cocinera del centro, aguantando con buen humor a un grupo de aprendices de cocina que no dejaban de incordiarla.
Y mis compañeros… ¿qué puedo decir de ellos? Todos únicos y especiales. Un grupo dispar, de tan diferentes edades, nacionales y profesiones, pero con el mismo deseo de cambio, de aprender y de conocer esta filosofía de vida que es la macrobiótica.
Han sido quince días intensos, de emociones y experiencias que no cambiaría por nada. La transformación que he experimentado como resultado del cambio en mi alimentación es notable. No sé como serán otras escuelas, pero desde luego esta es especial.